Hamilton Murph. El reloj protagonista de la película Interestelar. Hamilton Khaki Field Murph Auto – H70605731
¡Hey, qué tal! Bienvenido a Atrapando el tiempo, soy Pablo y en el vídeo de hoy vamos a revisar un reloj inmortalizado en el cine, en una de las películas de ciencia ficción más exitosas de los últimos años. Hablo de Interstellar y del Hamilton Murph. Un éxito de la marca suiza que ha encontrado un verdadero filón en el cine.
Pero antes de entrar en materia con la revista quiero comentaros algo bastante importante para este canal. Con este reloj de Hamilton abrimos una nueva etapa en Atrapando el Tiempo y es la de aceptar relojes prestados por nuestros amigos.
Hasta la fecha muchos nos habíais ofrecido esta posibilidad y hasta ahora siempre la habíamos rechazado, pero es algo que nos hemos replanteado por una cuestión, yo diría de identidad, ¿estamos haciendo los vídeos que queremos? La ecuación es fácil, necesitamos un reloj a la semana y nosotros no podemos comprar las piezas que en verdad nos gustaría traer al canal, por eso hemos decidido, con muchas dudas, intentarlo de esta manera.
Pero este rumbo que ahora tomamos también está lleno de dudas, sobre todo nos da miedo que pueda haber problemas en el transporte y si les dan un golpe los magnetizan ¿y si lo pierden?…
También nosotros podríamos tener un accidente, tratamos muy bien los relojes, mucho más aún los que no son nuestros, pero nadie está libre de una contingencia imprevista, de un golpe de mala suerte.
Vaya que tenemos mucha dudas, pero también unas cuantas certezas. Así es que a ello vamos. Solo queda agradeceros tan grata compañía sin la que esta aventura llamada Atrapando el Tiempo, solo sería una quimera.
Gracias por la parte que os toca, pero en este caso muy especialmente a Francisco, quien desde Granada se ofreció a mandarnos su Murph y encima no contento con eso, no nos ha dejado pagar a nosotros los portes para enviárnoslo, en fin no sé cómo decirlo, pero de verdad que es emocionante ese grado de confianza y apoyo que nos demostráis. En este caso un millón de gracias Francisco de parte de los tres.
Para enmarcar este reloj hemos decidido venir hasta este sitio que veis que es el Castro de Borneiro. Un poblado que habitaban los gallegos de hace más de 2000 años, bueno más que gallegos, habría que decir que eran celtas atlánticos primigenios, pero esa es otra historia.
Los hombres que habitaban estos castros no medían el tiempo linealmente como hacemos ahora. Si haces una línea y a la izquierda pones el año cero, cuando nació Jesucristo, al final pones el 2023, en el que estamos ahora, y por el medio pones las fechas que quieras, lo que tienes es una línea recta.
Las gentes que poblaban este Castro no tenían ese concepto del tiempo, sino uno cíclico. Más bien se podría representar con un círculo o incluso mejor yo diría que con una espiral. Quiero, con todo esto, hacer una reflexión sobre el tiempo.
Estas personas, humanos como nosotros, no sabían nada ni de agujeros negros ni del Big Bang ni de física cuántica. Ellos y hasta 1500 años después, los humanos pensaban que la tierra era plana y se acababa muy cerquita de aquí, en el finisterre, a menos de una hora de donde nos encontramos.
Da igual qué cosmovisión tengas, como midas o cómo entiendas el tiempo. Ni siquiera el mejor científico del mundo puede definir el tiempo de una manera que encaje con todas las teorías científicas vigentes. Hace 500 años que pensaban que la tierra era plana y ocupaba el centro del orbe y para ellos valía esa cosmovisión que ahora vemos completamente equivocada, pero es que dentro de 500 años esos hombres mirarán al siglo XX y también se reirán de como explicamos el mundo. Saber eso te ayuda a relativizar un poco las cosas.
Para mí, todo esto, un Castro Celta, una película del futuro o un reloj son exactamente lo mismo, representaciones del pasado, el presente y el futuro que retratan el ansia de los humanos por Atrapar el Tiempo
Ahora ya dejo de lado La ciencia, la metafísica, la historia y me centro en el reloj que vamos a revisar, pero me he enrollado tanto con la introducción que ahora no me queda tiempo para hablar de la relación de esta marca, Hamilton, con el cine. Aparte de que eso ya lo explicó el maestro José Antonio en uno de sus geniales vídeos del que os dejo enlace en la descripción, por si lo queréis ver, Os lo aconsejo porque merece la pena.
Desde que él lo publicó, Hamilton ya ha colaborado en otras películas exitosas, por ejemplo recientemente Oppenheimer e Indiana Jones. Sobre esto tengo que decir que creo que han encontrado un filón. Esa relación tan estrecha con el cine le reporta muchos beneficios a la marca, por ejemplo este murf se está vendiendo como churros, ¿Quién no quiere tener un reloj que está inmortalizado en una gran película para el resto de los días?
Vaya que el componente intangibles en este tipo de piezas, cobra una importancia fundamental y eso es lo que tengo que tener en cuenta a la hora de valorar este Hamilton Murph porque si lo hago sin esa condición os digo que me parece un poco caro y de hecho me pregunto ¿cuánto será el coste añadido a esta pieza por haber salido en esa película? O la formulo de otra manera, ¿costaría 1000 euros si no fuera el reloj de Murph? Para poder responder a esto vamos a verlo en profundidad.
Es un reloj analógico con tres manecillas sin fechador y sin posición fantasma, celebro eso. Lo mueve un calibre que la marca llama H10, pero que es el Powermatic 80. Un movimiento fabricado por ETASA para sustituir al épico 2824-2, pero dotándolo de una reserva de marcha de nada menos 80 horas.
Eso sí, al coste de tener que bajarlo de frecuencia de 4 a 3 hercios, o sea que este movimiento, por lo demás excelente, arrastra la segundera seis veces cada segundo y no las ocho más habituales en los relojes suizos.
Por si quieres más información sobre el H10 o Powermatic 80 lo analizamos en este vídeo de un Tissot del que te dejamos enlace, en la descripción tiene 25 rubíes, permite el remonte manual y la parada de segundero.
Sus medidas son: 42 mm de diámetro, aunque también lo ofrecen en 38 mm. 52,6 mm entre asas, atención a esta medida porque no es nada usual, de hecho lo tuve que medir dos veces porque no me lo creía. Los relojes de este diámetro no suelen tener tanto “lug to lug“, también tiene 11 mm de altura y 22 entre asas, permite una numerabilidad de 100 m y su precio oficial es de 1045 €.
Ya dije antes que me parece caro, pero también he dicho otras veces que las cosas cuestan lo que la gente está dispuesta a pagar por ellas, objetivamente si a este reloj le quitamos la película yo creo que no debería costar mucho más de 700 € que es lo que cuestan otros caquis de características muy similares y con los mismos o muy parecidos materiales. Entonces mi primera lectura es que debes asumir que pagas, no sé si 200 o 300 euros por su “Interestelaridad”. Claro que ese extra que pagas ahora, sabes que le va a dar valor con el paso de los años.
Empezando como siempre por la Esfera, vemos que es de color negro mate. En el perímetro lleva el carril de los segundos muy escalonado, ya que tiene barras dividiendo cada minuto o segundo en tres partes, algo que quizá no tiene mucho sentido, no siendo un cronógrafo, pero que le queda bien estéticamente.
Cada cinco, vemos números arábigos. Todo ello pintado en un color que aún no tengo claro si es beige oscuro o kaki clarito, es el mismo que lucen los índices de las horas, también pintados. Su tamaño y la tipografía que emplean, creo que es lo que mejor define a este reloj, también esas agujas de catedral.
Debajo de las 12, vemos el nombre de la marca y encima de las seis, en dos renglones “khaki” y “Automatic” en mayúsculas y también del mismo color que los marcadores.
Debajo del seis o el treinta, vemos muy pequeñito ese Swiss Made que nos habla de su origen.
Con esto ya hemos visto un dial que exhibe la misma sencillez y efectividad que cualquier khaki y creo que no conviene confundir sencillez en el diseño con el empleo de malos materiales, porque ni es lo mismo, ni tiene nada que ver. Este reloj estila calidad a la vista y al tacto.
Vamos con las manecillas que como veis son estilo catedral muy puntiagudas. Ese acabado, tan poco reflexivo, me hace dudar de qué material estarán hechas. Parece aluminio cepillado.
Minutera y horaria van rellenas de Lumen que vamos a comparar poniéndolas al lado del jefe si hablamos de relojes de campo, el búnker de Swiss Watch Company
La trotadora es una batuta rematada en el contrapeso con una pica, lo más curioso de esta aguja es que lleva la palabra eureka escrita en morse, lo que conecta más este reloj con la famosa película. Fetichismo puro y duro, funcionalidad ninguna, pero me encanta. Por cierto que el Hamilton Murph de 38 mm no lleva este detalle, supongo que no les cabe. Pero si yo fuera un comprador de este reloj me disgustaría que no trajera ese guiño a la película.
Llegamos al cristal que es de Zafiro, ligeramente abovedado. Desconozco si lleva antirreflejante, pero lo dudo. Hamilton no lo dice en su web y la verdad es que a veces, parece un espejo. Otra vez lo voy a poner al lado del Bunker de SWC que también es ejemplar en eso.
Reconozco que quizá hay algo de mala fé por mi parte, pero no puedo evitar compararlos. Este Bunker equipa un Sellita SW2oo además de un lumen excepcional, el mejor antirreflejante que hemos visto hasta ahora y una caja de titanio. Todo ello por menos de 600 euros, quizá por eso lo tienen agotado.
Objetivamente, creo que el Hamilton Murph no resiste la comparación, pero apuesto que la mayoría preferiríamos tener el Hamilton en nuestra caja y es que esta afición tiene poco que ver con la lógica.
El bisel es pulido y eso es una concesión a la estética, pues los relojes de campo por definición no deberían llevar ninguna superficie tan reflectante, pero dicho eso añadiré que le queda fenomenal, le da un aire más elegante y menos casual.
La caja es enorme, me encanta. Esos 42 mm están fenomenales y ese largo entre postes de más de 52 una maravilla, pero creo que a los que tengáis la muñeca más pequeña menos de 18 centímetros , 17 y medio, igual parece un poco una sartén.
A mí, ya lo digo, me cae perfecto, aunque recuerdo ahora lo bien que me sentí con el khaki manual de José Antonio. Este me gusta, pero aquel me pareció soberbio en cuanto a sus medidas.
El acabado es un cepillado muy fino tanto en la cara como en las asas.
Vamos ahora con esa corona tan enorme. Parece que la hubiesen tomado de otro reloj, pero no me molesta su tamaño, de hecho las prefiero así, ya que yo tengo los dedos bastante grandes. Lo que digo es que ese diámetro está bien, pero el ancho me parece excesivo, encuentro que sobresale demasiado.
Es muy cómoda de operar y no tiene posición fantasma. Para mí, la verdad, sería ideal con uno o 2 mm menos de ancho. La he medido por curiosidad y tiene 5,2 mm, más de medio centímetro de corona y la verdad es que eso me confunde un poco.
Sí, quiere tener un espíritu elegante, pero para mi gusto le sobra mucha corona.
Llegamos a la tapa que presenta una gran ventana de exposición por la que vemos el H10 o Powermatic 80, un calibre con un rendimiento buenísimo, tanto por precisión como por fiabilidad, como por reserva de marcha. Ahí es nada 80 horas, más de 3 días completos.
Es un calibre que ya conocemos, lo único distinto que vemos es el rotor que está esqueletado y con el logo recortado sobre la chapa de manera que deja ver a través el movimiento. Debajo vemos Hamilton en bajo relieve. Está acabado en un cepillado vertical muy grueso y en conjunto ofrece un aspecto de calidad.
En el anillo metálico alrededor del cristal vemos grabadas referencias entre ellas ese 10 bares que nos habla de los 100 metros de resistencia al agua que ofrece este reloj.
El extensible es de piel imitación cocodrilo y en color negro. Lo más destacado es esa costilla que tiene en el centro, algo que no había visto antes. Tiene un pespunte de hilo blanco y su tacto es muy recio. Se siente dura y resistente, pero no es la correa que yo le pondría a este reloj. O le planto una nato si lo quiero casual o si lo quiero más elegante, una lisa con patrón antiguo o una cordobán como esas que nos mandaron desde Knot. Esas correas sí que vestían con personalidad, pero esta, salvo por esa costilla que aún no sé si me gusta, me parece demasiado normalita.
Supongo que eso también es porque ese patrón y ese acabado semibrillo lo hemos visto en infinidad de relojes baratos. Para mí es la parte más débil del reloj, aunque quizá refleje bien el espíritu del Murph, un reloj de campo que también quiere ser elegante, aunque haya algo en esta correa que no me termina de convencer.
Eso sí, la hebilla nos devuelve a esa sensación de calidad que desprende todo el reloj. Es grande, cepillada y va firmada. Si este murf fuera nuestro, seguro que le pondríamos otra correa tan siquiera para grabar el vídeo, pero como no trae pasadores rápidos y viene demasiado ajustada, nos da miedo poder rayarlo y por eso no se la vamos a cambiar.
Una vez visto el Hamilton Murph voy a resumir lo que me gusta y lo que no me agrada.
Su precio, ya dije que me parece excesivo, aunque no discuto que puede ser mejor inversión que la mayoría de relojes que podamos comprar por ese precio. Entonces es caro, pero yo diría que es un dinero muy bien invertido.
El uso que yo le daría sería casual, por eso no me importa la enormidad de la corona, pero no funciona si lo miro como reloj más de vestir.
La correa es lo que menos me convence del conjunto que por lo demás se siente sólido y transmite calidad, diría que es bueno en todo aunque no destaque particularmente en nada o si acaso en esa belleza sobria que le caracteriza.
En el lado de lo bueno destaco ese diseño atemporal, estar firmado por Hamilton es una garantía, su calibre me encanta, la sumergibilidad a 100 m está muy bien, pero sin duda su mejor valor es ser protagonista en una gran película.
Acabaré diciendo que sí que me parece un poco caro, pero me encantaría tener uno, me gusta mucho y aún tengo que pensar por qué, aunque creo que algo tiene que ver con esa excelencia de la sencillez, algo que Hamilton domina como nadie.
Antes de acabar la reseña de hoy aprovechando que estamos en un lugar donde domina el círculo, en el muro que rodea el Castro, en las plantas de sus viviendas, los símbolos que ellos representaban, trisqueles, en las joyas que hacían, los torques etcétera.
Lo que me pregunto es si todo esto que veis no es lo más parecido a un reloj que podemos conservar desde hace más de 2000 años, este Castro de Borneiro para mí es una caja del tiempo, una magnífica representación del Memento Mori igual que lo son un reloj, una fotografía o un vídeo como este.
Queremos atrapar el tiempo, pero somos humanos y la inmortalidad solo es cosa de dios.
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